Historia del Ecolectivo Nevados
Por colectivo se entiende lo común en diversidad o unidad de diferentes en valores, formas de pensar y modos de actuar, lo cual solo es posible sobre la base de ciudadanos libres (sin dueño), que consienten en autonomía unos mínimos éticos frente a sí mismos, los otros y todo lo Otro; por ende no es un objetivo, menos una meta, sino más bien un camino y forma de obrar, que adopta la potencia más interesante de la naturaleza: su diversidad.
Varios son sus antecedentes, entre los que se pueden mencionar:
– La crisis del sector rural. Con la ratificación del acuerdo de Marruecos en abril de 1.994 y la consecuente aprobación de la Ley 170 en diciembre del mismo año, se instauró la conversión de la naturaleza en dinero y los alimentos en commodities (mercancías sometidas a la especulación financiera), se rompieron los pactos internacionales de productores, hubo apertura a la importación de alimentos extranjeros con bajos aranceles, se redujeron los estímulos internos, los precios de la producción agropecuaria cayeron, los estándares para la venta se incrementaron y más aún, las semillas entraron en la lógica de las patentes transnacionales, con lo cual el país se convirtió en un gran importador de alimentos y materias primas en franco detrimento de los agricultores.
Como consecuencia de tales sucesos, en esta geografía florecieron los paros agropecuarios de arroceros, cultivadores de algodón y de los cafeteros que buscaban un rescate estatal similar al que diligentemente se realizó con los banqueros vía condonación de las deudas contraídas para llevar a cabo sus cultivos, pero no porque quisieran también todo regalado, sino más bien porque habían realizado un ahorro forzado durante la bonanza cafetera que estaba representado por miles de millones colocados en el Fondo Nacional del Café y decenas de activos como la Flota Mercante y Aces, entre otras muchas empresas que al momento de reclamarse habían sido regaladas por precios irrisorios y no precisamente a los campesinos.
Sobrevino entonces un ciclo de protesta social que recibió un trato brusco y desconsiderado, propiciando el avance de la protesta e incluso de la insurgencia y la contrainsurgencia, ocasionando un retroceso de las actividades productivas, el abandono de muchos predios y el deterioro grave de viviendas, vías, escuelas, servicios de salud y de las propias relaciones de confianza que caracterizaban la vida rural. Centenares de viviendas quedaron abandonadas y los predios que no se vendieron se fueron enrastrojando o restaurando ecológicamente.
– La crisis de la ruralidad tradicional. La crisis rural impulsó a muchos campesinos humildes y trabajadores rurales hacia las zonas que contenían el único cultivo próspero por esos tiempos: la coca, humillados por la ley del dinero ahora querían poseerlo, al lado del patrón experto en las lides traquetas y dispuesto a “plantiarlo u ocuparlo por buena plata, eso sí a lo bien, sin torcerse porque le van dando piso”. En medio de la opulencia, el despilfarro y la violencia son muy pocos los que coronan, mientras otros muchos regresan con una muda de ropa, más de una enfermedad tropical y mucho humo de la cultura traqueta en la cabeza, que de a poco transforma a los campesinos más vulnerables en rebuscadores que buscarán a los que aprendieron a admirar: a otros patrones que ya coronaron y a los lavadores que adquieren predios rurales; solo en caso de extrema necesidad buscarán trabajo en predios de gente decente o sencilla, a la que ya ven como fracasada o carente de pispicia y a la que por consiguiente se le puede y debe hacer una que otra picardía para que se despercuda.
– Opciones para vivir y para existir. También en la ruralidad están los campesinos y trabajadores rurales que afrontaron los malos tiempos, que dignifican el esfuerzo y disfrutan de todo lo que ofrece la naturaleza y la vida en el campo; están los hijos de aquellos campesinos que no vendieron en la dificultad, que acompañaron las faenas de sus padres y tienen en buena estima la actividad agropecuaria, y estamos aquellos que luego de rodar por los centros urbanos durante el ejercicio profesional retornamos a estas raíces de la Colombia rural que late en buena parte de la población.
La primera evidencia es que lo que había ya no está y que el porvenir no será el mismo, que llevar los predios deteriorados a “revolución verde” sería un espejismo para personas con gran liquidez financiera bien o mal habida, que endeudarse no es una opción, que depredar la naturaleza por papel moneda es una ilusión irracional, que la naturaleza es cada vez más incierta como también lo es la vida social y finalmente, que la riqueza no está en los supermercados sino más bien en el conjunto de relaciones solidarias, enriquecidas culturalmente y cuidadosas con toda naturaleza incluida la propia; quizá esta sea la verdadera riqueza humana y humanizante.
Un obrar cuidadoso en cada predio. La regeneración natural en los predios “caídos” luego del estrago agropecuario permitió apreciar un sinnúmero de árboles, plantas, aves y demás seres vivos que emergieron de forma exuberante y que muy poco se veían ya por estas tierras, ofreciendo un espectáculo de formas sonidos y colores que acompasaban con arroyos más caudalosos y anteriormente agónicos.
Todo fue invitando al disfrute y al cuidado, a zonificar ambientalmente el predio para cultivar en áreas de menor impacto y ampliar las áreas a proteger; se exploraron formas de producción más sostenibles y formas alternativas o complementarias de ingresos para lo cual entre otros, se realizaron viajes de amigos a la hacienda “El Chaco” para conocer silvopastoriles y a la finca “Las Palmas” para conocer de producción sostenible del café; se compartieron las experiencias de cada quien y paso a paso se fue creando una red de simpatías, solidaridades y apoyo mutuo.
De lo particular a lo colectivo. La confinación por pandemia estimuló el retorno al campo, pues fue la oportunidad de cumplir un viejo anhelo para muchos y la posibilidad para otros de superar el encierro y brindarse formas de vida no urbanas y alternativas más ambientales que privilegian la salud y el bienestar por sobre el exclusivo afán de lucro (Por ejemplo: los neo rurales); así, cada uno inicia a su entender la recuperación de rondas sobre los cauces de agua, proscribe la cacería y aumenta la siembra de maderables, forrajes y frutales asociados a otros cultivos y en las cercas; establece áreas para cultivos que den seguridad alimentaria, diversifica la dieta sin aplicar agro tóxicos, emprende proyectos eco turísticos, de avistamiento de aves y de a poco, establece formas distintas de usufructo (uso y disfrute) de la propiedad y la vida rural.
A medida que se fue adecuando un nicho natural con mayor bienestar, también se fue evidenciando la necesidad de un nicho social en un ambiente relativamente novedoso; de allí la facilidad con la cual se fueron juntando soledades y creando una red conversacional sobre una plataforma compartida desde el tema ambiental, que de a poco paso de las experiencias particulares hacia ideas de lo que se podría realizar en áreas más amplias.
De lo particular a lo público. Entonces se venía encubando la idea de que la acción particular no era suficiente y se hacía necesario pensar el “territorio”, articular nuevos propietarios y revisar las políticas públicas al respecto. Es durante esas conversaciones cada vez más amplias donde surgió la propuesta por parte de un antiguo funcionario de Parques: Gabriel Echeverri, para registrar los predios como Reservas Naturales de la Sociedad Civil ante Parques Nacionales Naturales, e incluso facilitó los primeros contactos con la regional NorOccidental, que diligentemente envió funcionarios para la planificación predial y la gestión de los documento requeridos para inscribir 17 predios y alrededor de 970 hectáreas, lamentablemente todos los documentos se perdieron; poco después se reactivó la iniciativa de reservas con el apoyo de Cortolima, Corcuencas y Asociación Selva para la cual postulamos 28 predios y cerca de 2.500 hectáreas, luego de un año presentando los mismos documentos y realizando las mismas acciones todas las solicitudes se archivaron porque lamentablemente el correo electrónico donde se solicitaba la actualización del certificado de tradición y libertad se envió a spam y como no hubo respuesta, que pena; finalmente, la Asociación Selva nos propone la postulación como OMEC, a la que respondimos presentando cerca de 80 predios y 4.000 hectáreas, con el apoyo de Selva y Conservación Internacional se realizaron todos los mismos papeles y acciones hasta presentar la postulación ante el Ministerio del Medio Ambiente, donde surte los trámites de rigor.
Hasta ahora tales pérdidas, inconvenientes y tardanzas no han sido percibidas como un agravio o algo ilegal, apenas han sido pre-textos que nos ha permitido conocer, conocernos y fortalecernos con la convicción que el texto lo estamos escribiendo legalmente en nuestros predios y actividades; intuimos que nuestra continuidad debe de inquietar más a quienes se hicieron prescindibles pese a su misión institucional para el avance de la acción socio ambiental; con o sin, las personas del Ecolectivo seguimos cuidando cuencas, con Selva materializando corredores biológicos con más de 20.000 árboles, seguimos plantando árboles, implementando corredores, cuidando la vida, aliando universidades, ganando nuevos integrantes y enriqueciendo el mundo social y natural.
En la actualidad nuestro empecinamiento silencioso viene en franco reconocimiento, ya ampliamos alianzas con el Instituto de Investigaciones Biológicas Von Humboldt y de paso con el Ministerio del Medio Ambiente, la FAO y la Unión Europea, sin mencionar otra serie de alianzas que de a poco se vienen perfilando con entidades académicas, organizaciones sociales y lentamente con la institucionalidad regional y local.
Ahora bien, vale recordar y esto es muy importante, que algunos de los animadores de éste proceso querían imprimir una dinámica innovadora que redujese las vulnerabilidades propias de la acción social en el terreno público, pues por experiencias anteriores habían aprendido que:
A. Con aliados hay que prever que el fuerte no digiera al débil o acabe los procesos. Durante el impulso a una mesa regional unos 10 años antes, algunos funcionarios de la Gobernación quisieron capturar todo ese proceso, citando la misma gente en la misma fecha y hora pero en otro lugar quizá por facilismo, por celos o quizá porque evidenciaba que otros hacían algo con recursos escasos, cuando ellos no lo habían podido hacer teniendo todo el respaldo institucional.
B. En la acción colectiva participan algunas personas que “tienen dueño” aunque hablan a nombre de la comunidad. Además de lo anterior, durante la organización del foro “Agua y Vida” unos 5 años antes, hubo docentes que pugnaron por trasladar el evento a su respectivo colegio (en nombre de la democracia y de mayorías ausentes), otros pugnaban porque el Alcalde fuera el protagonista del evento eminentemente ciudadano; de otra parte, algunos líderes “anti-mineros” (en nombre del pueblo), sabotearon el final del evento cuando justamente se iba a formalizar un acuerdo con comunidades, el CIDEA municipal, la Contraloría General de la Nación y la Secretaría de Salud de Bogotá para el monitoreo de caudales y físico químicos en cuencas hídricas, lo que no se pudo emprender y aún no se ha hecho.
C. En la acción colectiva participan algunas personas ingenuas y otras que “generan afectaciones sin querer queriendo” aunque hablan a nombre del medio ambiente. Sumado a las enseñanzas anteriores y dos años antes también hubo una discusión alrededor de las Pequeñas Centrales Hidroeléctricas PCH, en las que algunos ambientalistas se opusieron con argumentos como: es energía para la China, un “experto” en geología recién graduado de Forestal expuso en el Concejo Municipal la graves afectaciones del proyecto, un funcionario de AsoRecio afirmaba que lesionaría el caudal, otros que había que virar hacia los paneles y baterías, etc, etc; pero lo más grave, tal parece que en Cortolima estos fueron argumentos de peso para obstaculizar su construcción. 5 años después y con los debates contemporáneos sobre “energías limpias” se va evidenciando lo espurio de los argumentos esgrimidos; las comunidades de esa cuenca han dejado de percibir más de $25.000 millones de pesos que por Ley y de acuerdo a los costos del proyecto y el porcentaje de la generación deben ir para restauración, protección de nacimientos y rondas hídricas, para reconversión agropecuaria hacia modelos más sostenibles y para el desarrollo de infraestructura. En contraste, se activó la minería en el cañón con la anuencia de Cortolima y la mirada hacia otro lado del cada vez más pequeño grupo de ambientalistas que se opusieron a las PCH.
El resumen: las vulnerabilidades se incrementan cuando el colectivo omite formular el sentido general, el lugar de cada quien y las reglas de interacción con las instituciones o grupos institucionalizados como ONG, JAC o Comités; ha resultado inconveniente priorizar en la cantidad de integrantes y permitir además que algunos hablen en “re-presentación” de muchas personas ausentes, por ello, presentación antes que re-presentación; es enriquecedor trabajar con las personas que dicen: “de acuerdo, que hay que hacer y cuando coordinamos”, es demasiado inconveniente trabajar con aquellos que dicen: “y qué van a dar”, porque explícitamente exigen que el colectivo se torne en un aparato para cazar rentas y sobornar oportunistas; más riesgoso aún, dedicar el esfuerzo de unos para pedir o administrar plata, lo que implica tranzar a toda costa con financiadores y políticos para no quedar mal, lo que al final es inevitable porque siempre se terminará graduado de ladrón o de “calanchín” de determinado directorio electoral, y como así obran muchos así mismo juzgan; ahora, desde la Patria Boba se viene creyendo que las leyes puede cambiar la cultura, cuando históricamente son los cambios sociales y culturales los que suscitan la evolución política y las leyes consecuentes con estas transformaciones, de allí que resulte más fructífero avanzar en la construcción de ciudadanía y sociedad, que colapsar el país con una avalancha de leyes que como dicen los propios informes institucionales navegan en una impunidad selectiva cercana al 95% y/o pueden tardar décadas en resolverse, así mismo, es ingenuo permitir que abogados o tinterillos emprendan pleitos a la sombra de acciones sociales para potenciar la capacidad de negociar su propio contencioso privado; finalmente, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y las universidades vienen afinando los marcos éticos para el ejercicio de la ciencia sobre la naturaleza y la sociedad, lo cual debe de ser también un ejercicio ciudadano pues, la experiencia nos dice que no se trata de permitir que cualquier funcionario, investigador o académico entre a los predios, bosques y comunidades a escarbar sin ton ni son la mayor cantidad de hallazgos e información útil para otros, aun cuando hablen de “sociedades y ciencia transparente” que ha sido un supuesto ideal del libre mercado durante los últimos 250 años sin que al momento se haya cumplido, porque el conocimiento siempre ha terminado en núcleos de poder o de guerra muy exclusivos, pues son ellos los que determinan las patentes, los incrementos en el escalafón-salario, los mecanismos de publicación y giras internacionales, los temas financiables y más aún los usos ulteriores del conocimiento producido.