Acueductos comunitarios

por Comunicaciones
Programa:Conservación y restauración
Bioma:Páramo, Bosque Andino, Bosque Subandino, Bosque Seco, Humedales
Línea base:Predios con acueductos comunitarios 
Meta:Proteger el 100% de los acueductos comunitarios. Ampliar el área de protección del 100% de los acueductos comunitarios
Responsable:Carlos Andrés Salazar

Si hay alguna experiencia global que exprese con mayor intensidad lo que es la gobernanza ambiental, son los acueductos comunitarios como verdaderas instituciones sociales que durante siglos han gestionado sus requerimientos de agua a través de bazares, mingas, cuotas modestas, el ingenio popular y últimamente con algunos recursos gubernamentales. Instituciones sociales pues demandan de complejos procesos de cooperación para motivar la iniciativa, identificar las fuentes hídricas más adecuadas, concebir la forma de captación, llevar el burro de la finca para que trace el nivel de la conducción, calcular el caudal demandado y posible, acopiar los recursos para el material, diseñar los puntos de distribución, regular la presión, emprender la construcción y distribuir los esfuerzos, concertar la cuota mensual y las extraordinarias, sostener al fontanero, realizar mingas de mantenimiento y los más difícil: cobrar.

Son verdaderas instituciones ambientales, porque la vida y prosperidad ambiental de la cuenca es la vida de la comunidad que depende de ella, razón por la cual muchos acueductos han comprado los predios donde nacen las aguas, otros los cuidan y velan para que no se talen, realizan el mantenimiento de los bordes, recogen basuras que pudiesen haber, resisten al vertimiento de aguas servidas o a la aplicación de venenos en cultivos cercanos, denuncian el barequeo que enloda la fuente y con sus huecos sumerge el agua, realizan jornadas de restauración y conservación ambiental y algo muy importante, propician encuentros culturales y sociales entre sus afiliados donde se habla de lo divino y humano al son de la música, un buen sancocho y algunas polas que permiten además financiar el tubo que se rompió, las uniones que faltan y de pronto algunos gastos de sus líderes. 

Incluso, hasta tienen tiempo para soportar los requerimientos legales, de alcabala, técnicos y procedimentales, a los que no se hará mayor referencia para evitar transcribir todo un tratado de Legis, más las resoluciones de cada entidad, los estándares técnicos requeridos para concesionar, presentar proyectos e informes tributarios, el registro en cámara de comercio, los estatutos, los procedimientos de elección, de convocatoria, de nombramientos, de decisiones, etc. en síntesis, para soportar una inmensa institución jurídica sobre una humilde institución social que corre el riesgo de deformarse o reventarse por un sobrepeso legal que no se hace cargo de lo que exige.

Pese a los retos que trae consigo la operación y mantenimiento de los acueductos comunitarios, e incluso la oferta de acueductos de mayor tamaño y con mayores estándares técnicos y de calidad, son numerosos los grupos humanos que se resisten a desmantelar las obras y el tejido social que les garantizó su vida biológica y comunitaria durante décadas. Son pues o deberían ser patrimonios de gran valor público tal como pudieron ser las pequeñas centrales hidroeléctricas, el tren y sus estaciones, el tranvía, los troles y tantas otras obras que además de construir cultura, sociedad y ciudadanía desde pueden estar prestando un servicio valioso. Así por ejemplo, en Colombia aún sobreviven cerca de 12.000 acueductos comunitarios e incluso muchos de ellos surten cerca del 20% de los requerimientos de agua en ciudades como Ibagué, Pereira o Villavicencio.   

Creemos que el reconocimiento y sostenibilidad social y ambiental de estos municipios para por acciones como las siguientes:

  • Declaratoria, registro, saneamiento y adquisición de todas las áreas de nacimientos y cuencas que surten estos acueductos como reservas naturales de la sociedad civil, lo cual permite precisar y defender linderos, sostener el uso público, monitorear estas áreas y realizar acciones permanentes de conservación y restauración. Hasta el momento no aparecen en el registro de Cortolima o del ministerio, lo que facilita su vulnerabilidad predial y ambiental.
  • Mejoramiento progresivo de sus condiciones técnicas y de calidad, de conformidad con los estándares recomendados por las entidades correspondientes bajo una lógica simple: los recursos públicos deben destinarse a exigir estándares, pero más aún para invertir en su ejecución y cumplimiento; diría Kant el valor que enunciamos nos obliga y más aún si se trata de recursos públicos, lo contrario sería despotismo.
  • La gobernanza acontecería en su verdadera dimensión cuando los recursos públicos se destinen a la ejecución pública de las obras requeridas y las comunidades sostengan la institución social que ha hecho posible los acueductos comunitarios.

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