BUEN VIVIR: CALIDAD DE VIDA URBANA Y RURAL

por Comunicaciones

BUEN VIVIR: CALIDAD DE VIDA URBANA Y RURAL

El mapa que no contenga el país de Utopía no merece ser mirado.

Oscar Wilde.

Introducción

La política pública de bienestar está permeada por la teoría económica y su evolución puede apreciarse en Amartya Senn premio Nobel de economía (1.998), quien afirma que en sus inicios y desde un enfoque utilitarista, el bienestar se estimaba por unas dotaciones básicas para la vida (del individuo que maximiza su lucro con el mínimo de costos), no obstante, bien pronto tal interpretación fue insuficiente pues el mercado no lograba equilibrar el acceso a tales dotaciones, por lo que se empezaron a diseñar modelos redistributivos (de subsidios, auxilios, etc.), capaces de colocar en un punto de partida relativamente cercano a la mayor cantidad de individuos para un mejor funcionamiento del mercado. 

Estudiados los resultados del modelo individual utilitarista, es notorio que los individuos aumentan su bienestar cuando realizan causas humanas que les generan satisfacción, por lo hubo de contemplarse en la política pública la capacidad de agencia, desde la cual se explican actuaciones que siendo muy importantes no responden al cálculo exclusivamente económico. Ahora bien, el ejercicio de tales causas demanda además unos marcos de libertad que permitan el acceso a opciones diversas y posteriormente el despliegue de los individuos en dichos propósitos; se podría decir entonces que el bienestar se asocia con: tener con qué vivir, tener porque y/o para qué vivir y contar con un mundo social propicio para ello.

De manera muy similar han evolucionado las teorías psicológicas y sociológicas del bienestar, que podrían resumirlo como el paso progresivo desde la mismidad del útero hasta la diversidad propia de la totalidad del mundo social-natural. Prolongar imaginariamente la mismidad maternal lleva a la pérdida de realidad; en muchos casos prolongar la mismidad familiar trae consigo violencia, perversión y neurosis; prolongar el individualismo trae frecuentemente trastornos narcisistas o sociopáticos, y prolongar la idea de tener el mundo en las manos (o el celular), para la prosperidad individual por voluntad de yo, conduce en muchos casos al agotamiento y la depresión como males contemporáneos.

A partir de los dos enfoques mencionados, la línea de bienestar que se propone en esta Agenda Pública Ambiental busca crear condiciones para corregir las dificultades iniciales y especialmente, facilitar la expansión de la personalidad desde las mismidades originales hasta el mayor grado posible de despliegue autónomo y responsable en la diversidad social y natural, entendiendo que la riqueza del hombre está en la riqueza de las relaciones que se establecen en un mundo natural y social cuidado y humanamente enriquecido.