Gobernanza
Programa: | Gobernanza y comunicaciones |
Bioma: | Paisaje Ecolectivo Nevados: Corredor Socioambiental |
Línea base: | Reciente expansión del área de influencia del Ecolectivo, al agregar cada vez más unidades productivas afines a su propósito inspirador. |
Meta: | Consolidar nuestra manera de relacionarnos entre nosotros como Ecolectivo y el resto de la comunidad, llámese población, instituciones, y demás actores que desarrollen actividades afines al Ecolectivo y con el cual podamos co-crear. |
Presupuesto: | |
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Responsable: |
Antecedentes
En el año de 1.997 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo lanza su iniciativa global para la gobernanza entendida como: “el ejercicio de autoridad política, económica y administrativa para manejar los asuntos de la nación. Es un complejo de mecanismos, procesos, relaciones e instituciones por medio de los cuales los ciudadanos y los grupos articulan sus intereses, ejercen sus derechos y obligaciones y median sus diferencias”, buscando de ésta forma vincular las iniciativas sociales y empresariales a los asuntos de gobierno y acercar las instancias decisorias a la población donde se requiere su ejercicio efectivo.
Inicialmente, el gobierno se enfocó en aspectos administrativos y técnicos, siguiendo los principios de la Nueva Gestión Pública. Sin embargo, se evidenció que los modelos organizacionales exitosos en empresas eran insuficientes para abordar la incertidumbre y complejidad del mundo social y natural. La imprevisibilidad de resultados en este ámbito resalta la importancia de métodos y procedimientos que se acerquen al horizonte deseado. En este contexto, la CEPAL (2021) define la gobernanza como las relaciones entre diversos actores involucrados en decisiones de interés público, destacando la competencia, cooperación y la influencia de instituciones formales e informales, como la ciudadanía y sus mecanismos de organización. La calidad del sistema y sus componentes se refleja en la forma e interacción de estos actores, afectando tanto a partes individuales como al sistema en su conjunto.
La concepción participativa y deliberativa de la gobernanza adquiere mayor intensidad cuando ésta se despliega alrededor de los asuntos ambientales, pues si la totalidad natural y social es un patrimonio de la humanidad y de sí misma, tanto más importante que sean la mayor cantidad de seres los convocados a las actividades de gobierno que generan efectos sobre dicha totalidad. Por ello Pierre Calame define la gobernanza como “el arte de organizar en el espacio público la relación entre los intereses de los ciudadanos y entre los niveles locales, nacionales y mundiales. Es también el arte de producir reglas de juego que tienen sentido tomando en cuenta la complejidad de nuestras sociedades y permitiendo el diálogo y la acción colectiva”, evidenciando una inevitable interconexión entre territorio, ciudadanos, políticas públicas y ética (Calame, 2.008. P 15), lo cual supondría la transformación del Estado y la asunción de funciones diferentes que puede traer consigo el riesgo de suplantar o debilitar el Estado, el peligro de homogenización cultural por la imposición universal de normas procedimentales, morales y comportamentales; así, “lo político se reduciría a la afirmación de la democracia como modelo ideal de gobierno, lo económico a la implementación del capitalismo, y el ámbito de lo social y cultural a la reivindicación de los derechos humanos”.
El Banco Mundial y el PNUD afirman que durante el Estado de Bienestar las demandas sociales sobrepasaron la capacidad de respuesta institucional y amenazaban con déficits crónicos de las finanzas públicas. El aparato burocrático se tornó ineficiente y costoso, la centralización excesiva le restó pertinencia, celeridad y legitimidad a las decisiones gubernamentales, el clientelismo distorsionó la orientación de los recursos púbicos y por ende, la gobernabilidad se fue haciendo cada vez más precaria.
En 1973, David Rockefeller convocó a la Comisión Trilateral liderada por Huntington, la cual abogó por reducir el Estado y privatizar activos y servicios sociales. Este enfoque, conocido como neoliberalismo, ha resultado en la venta a precios bajos de empresas estatales, la administración de la salud por entidades privadas, y la saturación del sistema judicial con tutelas. Además, entidades antes especializadas en disciplinas técnicas ahora se han enfocado en funciones de comando y control, con una creciente presencia de abogados y administradores. Este cambio ha llevado a la burocratización, la tercerización de servicios estatales y la influencia de sistemas clientelares en concursos, licitaciones y asignaciones de cargos. En resumen, los sistemas clientelares que se pretendían corregir, ahora direccionan la tercerización de los servicios estatales, los concursos de investigación y las licitaciones para el desarrollo, la asignación de cargos en el aparato burocrático y más aún, a las instituciones encargadas del comando y control.
Tendencia actual
Estas situaciones mencionadas desde nuestra perspectiva y para el caso de Colombia, también fueron advertidas por los organismos internacionales y los centros de pensamiento político de todo el mundo, con un elemento adicional muy interesante: ante las fallas del Estado de bienestar y neoliberal, la sociedad emprendió el camino de resolver situaciones y concebir futuro con o sin los gobiernos de turno, a partir de la acción cada vez más colectiva de ciudadanos dispuestos a cuidar lo público y realizar propósitos meritorios. Este ha sido por ejemplo el origen y desarrollo del Ecolectivo Nevados que durante siete años ha podido sobreponerse a las trabas gubernamentales para registrar predios como reservas naturales de la sociedad civil y ahora como OMEC, a la carencia de recursos públicos para inversión ambiental e incluso a sostenernos al margen de las redes clientelares.
Nuestra experiencia no es novedosa y menos aún audaz, en el mundo empezaron a emerger muchas experiencias autogestionarias para el establecimiento de eco-aldeas, comunidades anarquistas, colectivos de productores, regiones autónomas, zonas de trueque y moneda propia o estados auto gestionados, que estableciendo sus propios acuerdos y a partir de sus propios esfuerzos logran altos niveles de convivencia y bienestar, generando de hecho una situación tal que el Estado o la Ley ni quitan ni ponen. Hasta allí es probable que los gobernantes coincidan con que la sociedad asuma parte de sus responsabilidades, no obstante, este proceso autonómico conduce a los gobernantes hacia una pérdida inmensa de legitimidad que a la postre erosiona su gobernabilidad, es decir, su poder político para ordenar la sociedad, hacer la guerra, cobrar tributos y direccionarlos.
Es esa evidencia la que motiva a los centros de poder a avanzar más de lleno desde la gobernabilidad hacia la gobernanza, como espacio abierto para que el gobierno administre, produzca y controle en conjunto con las organizaciones sociales, los empresarios nacionales y los organismos internacionales. Es este escenario con el cual la Red de OMEC del Corredor Nevados se encuentra en los 2 últimos años, y las instituciones empiezan a notar nuestra presencia como una forma de acción que se aproxima a los estándares de gobernanza ya formulados; en general, se puede afirmar que hay coincidencias con algunos de nosotros en el interés por incidir en los asuntos públicos y medio ambientales, en escenarios donde se pueda coordinar con las estructuras gubernamentales y empresariales del orden nacional o internacional, con una diferencia: en el desarrollo de la gobernanza desde la Red no le otorgamos centralidad a la dimensión administrativa propuesta desde la Nueva Gestión Pública.
Administrar recursos públicos para compartir responsabilidades con el gobierno y el empresariado desde las lógicas de comando y control actuales, trae consigo asumir los costos humanos y financieros que representan los informes contables, financieros, jurídicos, de realización de obras, actas, fotos y demás evidencias, tablas, cuadros, reuniones, atender a los organismos de control en tiempos perentorios, contratar profesionales idóneos en diligenciar cuadros, rendir informes contables, interpretar la legislación cambiante y además entendernos con la DIAN, la Cámara de Comercio, La Superintendencia respectiva, etc., sin contar además con que se incomode a algún político que decida ordenar a las “ías” vigilar y castigar a la ONG, que se creen rumores tendenciosos en la comunidad o que incluso se desarticule la organización por temas de plata. Este listado de inconvenientes incompleto y a todas luces patético, implica que las organizaciones además de coordinar políticas locales con el gobierno solo podrían destinar cerca del 30% de su tiempo, es decir de su vida, a la realización efectiva de los propósitos misionales y el 70% restante a diligenciar información inocua. Las empresas lo saben y a los costos tangibles del proyecto le agregan un 40 o 50% que corresponde a los costos jurídicos y administrativos.
Tratando de obviar este cuello de botella, se intentan las siguientes estrategias:
- En su origen laLa rRed conversacional del Corredor Nevados fue autoconvocada, sin otro móvil diferente a compartir experiencias de cuidado ambiental, realizar pequeñas acciones de apoyo recíproco, expandir la amistad social y de a poco el compromiso con lo público. En consecuencia, las acciones de carácter ambiental son realizadas por cada integrante y en algunos casos facilitadas por la acción colectiva dependiendo de sus convicciones ambientales y algo muy importante, se sostienen independientemente de las circunstancias, de si otros van o no van a dar.
- Es una experiencia de autonomía, ya que cada integrante es responsable de su proceso y decide cuándo participar de las iniciativas propuestas; para participar no se exige ser de un credo político, religioso o económico específico, tampoco votos, diezmos, cuotas mensuales o jornadas obligatorias. Tampoco existen mecanismos sancionatorios para quienes optan por no participar de algunas iniciativas que emergen al interior y, con el disenso no pasa nada pues a la postre se van retomando los temas de manera enriquecida, e incluso podrían participar polizones: personas que están decididas a no aportar, si se puede disociar y en la menor oportunidad sacar el trabajo ajeno para sus propósitos, porque la autonomía enseña que cada quien se da su lugar y su responsabilidad.
- El conjunto de los propietarios OMEC son una Red Conversacional que busca enriquecer el sentido, el lugar y las formas de interacción de sus integrantes; por consiguiente, e independientemente de los vaivenes o aún si se desvanece, las interacciones continúan por razones tan simples y contundentes como: seguiremos impulsando criterios ambientales, compartimos la misma geografía, hay lazos de amistad y, todo lo que ocurre dice de nosotros mismos pues es imposible no comunicar y no comunicarnos.
- Al interior de la Red hay un núcleo de animación, generación de propuestas y gestión socio ambiental, sin pretensiones de representar a personas distintas a aquellas que asumen dichos propósitos, no requiere estructura organizativa, elecciones o quorum. Núcleo en el sentido de ser un grupo comprometido y por ello pequeño que toma en cuenta varios círculos de aliados cercanos como la mayoría de los OMEC y personas dedicadas a actividades productivas con sentido ambiental; de animación en tanto es generador de sentidos, valores y propuestas bonitas, constructivas y generadoras de satisfacciones en el alma.
- Es intransferible, al carecer de materialidad financiera, jurídica, de credos o estructura organizacional, la red conversacional de laos OMECOS sno es apropiable o endosable y tampoco se puede sustraer mayor cosa de ella, pues todo está en las interacciones que pueden o no generarse; incluso el prestigio que de a poco se viene ganando en el mundo social, cesa cuando cese el núcleo o la Red quedando lo que cada quien aportó y lo que continúe haciendo con su esfuerzo propio o en otros grupos. En consecuencia, poco vale pedir: voten por mí que les gestionaré, reduciendo los riesgos de derivar en otra red clientelar.
- Se evita la formalización jurídica que usualmente sirve para gestionar recursos que resultan costosos, pues en contraprestación requerirán del recurso más valioso: el tiempo humano, para responder a los múltiples requerimientos “urgentes” de comando y control que tímidamente ya mencionamos, facilitando así el poder destinar la mayor parte de la vida en tareas misionales o importantes; la experiencia de trabajar en alianza con entidades capaces de lidiar la Nueva Gestión Pública y que aportan técnicamente al Ecolectivo nos ha resultado provechosa.
- En cuanto a las relaciones con entidades internacionales, nacionales, regionales y municipales vale recordar que nos hemos auto gestionado durante cerca de siete años, por coincidencias con el diagnóstico del sector público que dieron origen a las políticas de gobernanza, a partir de las cuales se refresca el espacio público y las posibilidades de interactuar con gobierno, otras organizaciones e iniciativas empresariales con criterio ambiental. En esas interacciones esperamos poder aportar sin ser corporativizados (apéndices favorecidos) por las entidades y menos aún ser otra red clientelar; de hecho, la Red no ha funcionado por votos o promesas y las iniciativas consignadas para una Agenda Pública Socio Ambiental apuntan al bienestar de la mayoría sin distingos distintos a la responsabilidad con lo acordado por parte de cada ciudadano y de las instituciones o empresas comprometidas.
- En relación al mundo institucional e incluso con los organismos internacionales y luego de resolver los temas administrativos, viene una tensión muy interesante en el mundo contemporáneo: la transparencia y sus límites. Ya se tornó un vicio institucional convocar a un grupo de ciudadanos para “traer” un proyecto, se convoca periódicamente a la gente para su formulación y el primer paso siempre es un diagnóstico, caracterización y línea base exhaustiva y rigurosa, se insinúan algunos recursos y adiós, apenas si queda el recuerdo de las cartillas, talleres y refrigerios. Para evitar la pérdida de recursos públicos en la generación de información inocua y obtenida de forma truculenta, y para evitar el despilfarro de vida social e individual en ejercicios estériles, creemos que cuando se pueda, el punto de partida debe ser la ejecución del proyecto aplicando si criterios de precaución para establecerlo en los suelos, climas, sitios y personas más pertinentes, así se va diagnosticando sobre la base ahí sí, de información necesaria y pertinente.
- En un mundo convulsionado y que por momentos linda con la barbarie, siempre será controversia la utilidad humana y humanizada de la información, el saber hasta donde la ciencia es objetiva, neutra y transparente; hasta donde conocer ha servido para cuidar o para depredar; hasta donde el Big Data y la vigilancia de las ciudadanía mundial servirá o no para salvar la civilización; hasta donde los inventarios pormenorizados en encuestas, cartografías sociales, dinámicas de grupo y entrevistas a los ciudadanos servirán para su bienestar o su malestar; hasta donde el saber de los nativos compartido a los conquistadores sirvió para su calidad de vida o para su casi extinción. Las respuestas aún están pendientes, pero transicionalmente y sin estar todos de acuerdo, tratamos de defender y les solicitamos prácticas de transparencia a quienes las proclaman (en especial las instituciones gubernamentales, los científicos y académicos, los organismos internacionales y las transnacionales), y a los ciudadanos márgenes de opacidad social como práctica para el cuidado de la naturaleza, las personas y la sociedad. De paso evitamos ser judicializados por violar el habeas data, por espionaje industrial o por traición a la patria al generar información que pueda perjudicar la seguridad ciudadana o la seguridad nacional como lo contempla el código de procedimiento penal.
Definiendo el rumbo
Hechas estas salvedades y pendientes otras tantas, las dinámicas de gobernanza que son el manual habitual en el mundo gubernamental e internacional nos son familiares por iniciativa autónoma desde nuestros comienzos y por lo tanto, sin apelar al interés racional económico como móvil central, resulta interesante participar de los asuntos públicos como ciudadanos y desde el actuar colectivo. El reto está en no perdernos en el intento. Quizá e intuitivamente puedan reducirse los riesgos:
- Manteniendo las formas de actuación en Ecolectivo y red conversacional que nos han caracterizado. No obstante, las alianzas y la cooperación institucional exigirán mayores responsabilidades para cumplir lo acordado, o si se quiere con un poco de ironía, pasar de la niñez y la adolescencia al mundo adulto manteniendo la frescura y el derecho a soñar propio de las etapas precedentes.
- Regularizando las reuniones de coordinación interna y ampliar la división del trabajo para sostener las exigencias en reuniones, formulaciones, concertaciones, ejecuciones e informes que no todos quisieran realizar, además con los riesgos que trae consigo trizar el proceso en grupos por institución, por proyecto, por tema, por ecosistema o incluso por fila ante cada ventanilla institucional.
- Compartiendo las tareas sociales con organizaciones, colectivos, universidades o empresas que puedan realizar convenios formales para la realización de proyectos, sosteniendo un núcleo de animación, la red conversacional y las ejecuciones personales.
En fin, mucho por pensar, realizar y enriquecer con la certeza que solo lo incierto y lo remotamente posible resulta interesante y real, en un mundo donde los cálculos de interés racional económico han dado como resultado una vida y una naturaleza aterradoramente efímeras.