Programa: | Reconversión: experiencias sostenibles convincentes |
Bioma: | Bosque subandino |
Línea base: | Unidades productivas de café cultivadas bajo sombra y orgánicas sostenibles como experiencia demostrativa. |
Meta: | Desarrollar al menos cuatro experiencias demostrativas de una a tres hectáreas en contextos diversos, que periódicamente puedan ser compartidas y reflexionadas con vecinos interesados. 9 a 25 hectáreas. |
Responsable: | Omar Arango |
Antecedentes
El auge de la caficultura les confirió sostenibilidad a los procesos de reforma agraria y colonización emprendidos a mediados del siglo XIX en el Norte del Tolima, y desde aquellos tiempos ha perdurado como uno de los renglones básicos de la economía y la cultura de esta región.
No obstante, la caficultura ha sufrido los rigores de un contexto nacional marcado por la violencia partidista, la resistencia insurgente y las acciones contrainsurgentes que han inducido varias oleadas de vaciamiento rural. A esto ha contribuido la precariedad de los servicios públicos de vías, salud, educación, saneamiento, seguridad y vivienda, entre otros elementos. Además, en el plano internacional se ratificó el acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (Marruecos en abril de 1974), por medio de la Ley 170 de diciembre del mismo año. A partir de esto, se rompió el Pacto Internacional del Café, lo que significó un descenso del precio internacional e interno del grano y un desmantelamiento de gran parte de la institucionalidad cafetera.
La salida gubernamental a tales adversidades fue el incremento de la productividad por hectárea, que ya venía promoviéndose con la siembra de la variedad caturra en altas densidades y sin sombrío, lo que de paso significa una gran demanda de insumos y capital. Es decir, un endeudamiento alto y crónico de los cafeteros, que cada siete años deben financiarse para las socas y resiembras. Además, significa mayores volúmenes en detrimento de la tasa, que ha sido una de las ventajas comparativas frente a otros cafés producidos a gran escala. Y es precisamente la calidad lo que en la actualidad ofrece nuevas oportunidades a la caficultura colombiana.
Tendencia actual
Por lo anterior cada vez más productores retornan a los modelos tradicionales, donde el café se sembraba a distancias de 2 m por 3 m, por ejemplo, con sombríos de guamo, carbonero, nogal y árboles frutales de aguacate, naranjo, guayabos, etc. Esto además favorece matices muy agradables a la taza, reduce la aplicación de agroinsumos, mejora la condición ambiental de los predios, enriquece la dieta familiar, diversifica los ingresos, genera ahorro en maderas y algo muy importante en términos financieros: reduce los ciclos de endeudamiento al requerirse menos insumos, menos desyerbas y menos socas o resiembras. Pues se amplía significativamente el ciclo productivo de los cafetos hasta 40 años, lo que representa 5 ciclos menos de endeudamiento y al menos 10 años adicionales de producción, representados en los tiempos de levante de la soca o de la renovación.
Ahora bien, esta reconversión de la caficultura hacia formas más sostenibles ambiental, cultural y financieramente sería sencilla si existiera continuidad generacional y/o procesos de formación más accesibles a los nuevos emprendedores agrícolas, de la manera como tradicionalmente se aprende en el campo: viendo, comparando, haciendo y sistematizando.
Definiendo el rumbo
De allí, la importancia de impulsar experiencias demostrativas, justamente con los agricultores más interesados en implementarlas, arriesgando las certezas que a veces llevan a creer que las cosas cambiarán haciendo más de lo mismo.
En consecuencia, nos proponemos desarrollar al menos cuatro o cinco experiencias demostrativas de una a tres hectáreas en contextos diversos, que periódicamente puedan ser compartidas y reflexionadas con vecinos interesados.
Ahora bien, si al cabo de dos a tres años se cuenta con alrededor de 20 a 25 hectáreas de sistemas agroforestales en cafés de variedades, es posible generar una marca desde el Ecolectivo Nevados: Corredor Socioambiental, que ofrezca mayores posibilidades de comercialización y, por qué no, para el establecimiento de una planta de beneficio, procesamiento y empacado que brinde mejores precios al productor y mejores calidades al consumidor intermedio o final.